Seda de Alessandro Baricco, ilustrada por Rèbecca Dautremer
A algunos no nos gusta que las imàgenes que alguien màs creò en su mente irrumpan en nuestras propias representaciones mentales de la historia y de los personajes, por eso siento cierto resquemor al acercarme a un libro ilustrado de una novela que he disfrutado mucho. Esta ediciòn de Seda estuvo en mi librero por años esperando a que yo estuviera lista para disfrutarla y para leer el texto y la ilustraciòn y tener los sentidos abiertos para saber còmo se comunican ambos discursos. Y ha sido un grato encuentro, pues la sutileza de Dautremer se une a la sutileza de Baricco y aunque nos presenta los retratos de algunos de los personajes como ella los imaginò, la ediciòn està tan bien cuidada que no opaca con la fuerza de la imagen las escenas de la historia que sòlo se pueden degustar en las palabras de Baricco.
La historia, situada hacia mediados del siglo XIX, es
simple. Hervè Joncour es un comerciante francès de gusanos de seda que vive en
un pueblo cuya principal ocupaciòn es la hilanderìa de la seda: Lavilledieu.
Cuando una epidemia ataca y destruye los gusanos en Europa, viajar a Japòn
parece ser la ùnica manera de conseguir gusanos sanos. Y es a Hervè Joncour a
quien comisionan para ello. Lo que este personaje descubre en sus viajes, el
lector lo descubrirà a su vez, y si pone a disposiciòn de la lectura todos sus
sentidos, seguramente disfrutarà del placer que puede darle este libro.
Muchos catalogan Seda como una historia de amor. Y sì, tiene amor, la historia. Un amor que a varios nos gustarìa vivir y que parece que sòlo podrìa existir en la ficciòn. Tambièn tiene pasiòn, y por ello no culpo a quien haya visto la oportunidad de convertirla en una pelìcula. Sin embargo, al hablar de amor y de pasiòn hay un disfrute que sòlo las palabras dan. Me atrevo a creer que Dautremer lo sabe y por eso se vale de distintos estilos que muestran, pero sobre todo sugieren, pues asì como el texto tiene su propio ritmo, la ilustraciòn tiene el suyo y se vale de diversos estilos: ademàs de los retratos de los personajes, hay dibujos a lìnea que parecen estarse haciendo en la cabeza de èstos; se vale del collage para representar los hechos històricos mencionados en el libro; usa la secuencia de imàgenes, a manera de un pequeño còmic para contar con humor las peripecias de los viajes de Joncour, algo que en el texto puede dejarse al olvido, pero en lo que Dautremer pone el ojo y lo recrea añadièndole un sabor distinto a esos largos trayectos del viajero.
Releer Seda siempre es un disfrute y un
redescubrimiento de Baricco. Releer Seda en esta ediciòn ilustrada por
Dautremer es abrir la ventana de un mundo ajeno y a todo lo que le provoca esta
historia, sin abandonar el mundo propio que se construye al interior de nuestra
mente cuando leemos esta novela.
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